4 de diciembre de 2015

Nuestra memoria prenatal

Entrevista a Claude Imbert.
Algunos traumas quedan inscritos en la memoria prenatal inconsciente y hay momentos en los que pueden condicionar nuestra vida. Pero es posible encontrarlos y liberarlos.
Para la doctora Claude Imbert, es en el vientre materno donde se decide si la vida futura del bebé, le llevará hacia el amor o la soledad, el éxito o las dificultades, la salud o la enfermedad. 
La certeza de la existencia de una memoria embrionaria, alimentada por percepciones sensoriales muy tempranas, llevó a esta oncóloga francesa a crear las bases de una terapia con la que se pueda explorar nuestra memoria inconsciente prenatal. 

Encontrar y liberar las huellas emocionales de ese periodo, nos lleva a una transformación profunda y duradera de nuestra percepción de la vida como adultos. 
El mensaje que lanza es que, todo es reversible y que aquello que se decide ‘in utero’ puede transformarse ulteriormente de forma positiva.
¿Qué le impulsó a cambiar la bata blanca por las terapias alternativas?
Por mi profesión me encontré multitud de veces frente al dolor, el miedo y la desesperanza. Cuando hablaba con los pacientes y sus familiares, sentía que había un vacío entre ellos y yo, y que la medicina no podía llenar. Tras una experiencia personal que me ayudó a comprender mejor el origen del sufrimiento humano, decidí que había otras vías para transformarlo y, sobre todo, para prevenirlo. 
Terapia que afirma que en el vientre materno, se ‘programa’ al adulto futuro…
Sí. Un gran número de problemas psicológicos, afectivos y somáticos tienen su origen en la vida intrauterina. Poco tiempo después de la concepción, el embrión y luego el feto perciben el ambiente que les rodea con una gran precisión. Tengo la convicción de la existencia de una memoria embrionaria inicial donde queda grabado e inscrito el bienestar o el sufrimiento de su vida antes de nacer. Estas huellas afectan al desarrollo de la personalidad del individuo y de su salud física.
¿De qué forma ocurre esto?
Surgen de situaciones emocionalmente traumáticas vividas durante los meses de gestación y afectan a las células y sus funciones. Persisten después de nacer y nos acompañan toda la vida. Son responsables de múltiples conflictos en las funciones vitales y secreciones hormonales e enmunitarias. Constituyen un terreno ideal en el que, en situaciones de estrés, se desarrolla un profundo malestar, depresiones, se crean inseguridades, miedos, fobias… También propician el desarrollo de enfermedades como la hipertensión, la sinusitis crónica, alergias respiratorias y enfermedades crónicas y degenerativas como la esclerosis mútiple, diabetes, reumas, lupus…
¿Y cómo un individuo ya adulto puede liberarse de estas huellas?
Reencontrando esta memoria prenatal. El fin es encontrar estos recuerdos para transformarlos. Este nuevo estado de consciencia originado desde el dolor produce un efecto de liberación de emociones cristalizadas que puede cambiar la historia de un individuo y reimprimir una nueva. 
¿Cuáles son las heridas más frecuentes, esas que son siempre consecuencia de sucesos ocurridos durante el periodo prenatal?
Muy a menudo, las huellas más importantes se sitúan en el periodo que va desde la concepción a los dos meses de gestación. Por ejemplo, ser un bebé no deseado, la preferencia de los padres por otro sexo, las concepciones programadas que buscan cimentar la pareja para superar la culpabilidad después de algún aborto espontáneo o deliberado, la ausencia o la pérdida de comunicación con la madre en un momento determinado, duelos durante el embarazo. Pero considero la huella de ‘pérdida de un gemelo’ como la más esencial. Entre los centenares de pacientes que manifiestan un estado de inquietud, de depresión o de enfermedades físicas, del 80 al 90% son portadores de esta huella.
¿Podría explicarnos más explícitamente en qué consiste?
Tras años de estudio, he constatado la enorme frecuencia de concepciones de gemelos, que son precozmente interrumpidas de forma espontánea e involuntaria y que pasan desapercibidas por la madre y el médico. Hay pacientes en los que se aprecia más rápidamente, son aquellos que sin darse cuenta compran doble de todo o son muy repetitivos, reminiscencias de aquel recuerdo traumático por el embrión gemelo. Desarrollan sin saberlo un sentimiento de culpabilidad por haber sobrevivido, también de hiperresponsabilidad hacia todo lo que hacen y en sus relaciones. Ser consciente libera la culpabilidad, los miedos, los sentimientos de soledad, la frustración, la injusticia y el vacío.
¿De dónde viene la cura, la liberación de estas huellas?
Del descubrimiento del amor. Despertar estas heridas no tendría ningún sentido si no hubiese este descubrimiento que tiene su origen en la fusión de dos células, de un amor incondicional destinado a este ser particular. Las preguntas ayudan a disociar aquello que los padres han sentido o dicho, de aquello que realmente ha ocurrido en sus células, en su alma. 
¿Habla desde la esperiencia personal? Al principio mencionó que vivió una experiencia que le influyó.
Sí, de forma extraordinaria y definitiva. Hace unos 15 años, mientras participaba en un curso sobre visualización, el monitor nos pidió visualizar un momento agradable de nuestra adolescencia. Fue entonces, y de una forma espontánea, cuando me vi de vuelta al principio de mi vida prenatal. Estaba dentro de un vestido negro y escuchaba a mi madre decir que no quería ese bebé… Sentí entonces un frío glacial, me retraía diciéndome “no debería estar aquí, estorbo, soy culpable”. Al mismo tiempo empecé a ‘escuchar una voz’, que no era la del terapeuta, que me acompañaba y animaba a decir a mi madre aquello que sentía, mis penas y temores. La ‘voz’ continuaba, “voy a llevarte afuera, verás lo que ocurre”. Fue entonces cuando vi el vestido negro que me arropaba desde en el interior, era el que llevaba mi propia madre que estaba de luto por la muerte de su padre, al que estaba muy unida. Mi madre estaba embarazada de dos meses y medio, algo que yo ignoraba en el momento en que tuve esta experiencia. La voz me volvió a hablar: “Mira en el interior del vientre de tu madre, ¿de verdad crees que ella puede verte mientras habla?”. De pronto comprendí que no era yo a quien mi madre cuestionaba y que era el dolor del duelo el que le hacía hablar así. Entonces sentí cómo el enorme peso, que me acompañaba desde hacía mucho tiempo y me hacía sentir tan desdichada, desaparecía. Comprender, conlleva perdonar. Y el perdón, libera.
¿Qué consejos da para seguir durante el embarazo?
¡Comunicarse con el bebé! Constantemente hacerle partícipe de lo que ocurre en el entorno. Si no hay diálogo, por el cordón umbilical va a recibir descargas eléctricas, de adrenalina, de hormonas, de sustancias diversas que le confundirán. El bebé capta también la presencia de las personas del entorno habitual de la madre, en especial la del padre o hermanos a través de la piel, su envoltura bañada de líquido amniótico que crea una caja de resonancia, transmitiéndole así el sonido. Hay que tranquilizarlo siempre, hacerle sentirse seguro y querido.
Usted incide en la importancia de establecer un vínculo comunicativo entre la madre y el bebé, pero ¿qué papel juega el padre?
El descubrimiento de la energía paterna es muy reveladora. En la fisiología del padre hay una intención enorme a hacer que el embrión sobreviva y se desarrolle. Vivimos porque somos deseados. El padre también ha de esforzarse por comunicarse con el bebé, darle seguridad. Seguro que su voz va a ser la primera que escuche tras el parto y durante los primeros días la que le guiará hasta que tome consciencia de su nacimiento.
Debe de ser muy traumático salir de ese entorno cálido, el vientre materno, y verse inmerso en un universo desconocido.
Por eso es tan importante comunicarse y mantener informado al futuro bebé, explicar constantemente lo que ocurre, ya sea en partos naturales o en aquellos que presentan alguna dificultad, como son las cesáreas, los partos bajo anestesia total, la utilización de forceps, los nacimientos prematuros que hacen necesario que el niño pase un tiempo en la incubadora… No sabe usted qué poder tienen las palabras sencillas.
Rev. UH

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Quieres comentar sobre el Blog?