7 de septiembre de 2015

SI VISUALIZAS TU CURACIÓN, TE ACERCAS A RECOBRAR LA SALUD

Entrevista a Eva Juan Linares

Doctora en Psicología, especializada en Psicooncología. 
Responsable de la unidad de psicooncología del hospital de Sant Pau y del Instituto Oncológico Teknon. 
"Creo en la esencia divina de cada persona y en su poder"


Cada año se diagnostican nuevos pacientes de cáncer.
"¿Qué he hecho yo para merecer esto?", suelen preguntarse todos. 
Y Eva Juan les ayuda a comprender la nueva situación.
Los hospitales medican el cuerpo químicamente, y sólo ahora empiezan a acudir a tratamientos complementarios.

 Eva es de los pioneros, y  se metió en esto tras padecer, de joven, la muerte por cáncer de su mejor amiga y ver el trauma psicológico que ello provocó en el entorno. 
"Poco a poco entendí que morir es natural y que la enfermedad es una señal de la vida". 

¿Qué es la psicooncología?

Una disciplina que ayuda al enfermo de cáncer a afrontar su enfermedad, a darle un sentido...

-¿Es un consuelo? 

-Más: es una ayuda para adoptar una actitud activa, tomar el control de su nueva vida y vivirla de modo enriquecedor.
-Ya, pero lo que quiere el enfermo es curarse de su cáncer... 

-Pues justamente una actitud activa del enfermo, positiva, consciente, ¡contribuirá muchísimo a su recuperación! Si colaboras en tu curación, si la visualizas..., ¡la acercas! Hay evidencias científicas al respecto.

-¿La mera actitud psicológica es sanadora? 

-Mujeres con cáncer de mama avanzado, terminal, se sometieron en 1991 a un estudio, conocido hoy como Fawzy and Fawzy: divididas en dos grupos, uno ejercitó técnicas de visualización y relajación, y el otro no. ¡Las mujeres del primer grupo vivieron el doble de tiempo que las del segundo!

-¿Y en qué consisten estas técnicas? 

-Primero, para relajarse y aplacar la angustia es muy útil concentrarse en la respiración: una respiración de tipo abdominal, inspirando y espirando el aire por la nariz...

-¿Y luego? 
-Pido al paciente que imagine como una luz ilumina todas las células de su sangre, y le guío para que vea avanzar esa sangre de luz por su cuerpo, zona por zona... hasta llegar al área del tumor. Y ahí nos detenemos un ratito.

-¿Y qué hay que visualizar ahí? 

-Que esa sangre luminosa va limpiando cada célula maligna, llenando de luz la zona.

-¿Y qué le dicen los pacientes al hacerlo? 

-Que se sienten mejor. Y aprenden a hacerlo solos. Cada enfermo es distinto, y a cada uno le enseño a aprovechar sus recursos.

-¿Qué tipo de recursos? 

-A una enferma de cáncer de mama que siente devoción por una tía suya monja, le he enseñado a que se visualice ante ella y que imagine un chorro de luz que sale desde el pecho de su tía y conecta con su pecho...

-No parece muy racional, suena a magia...
-El cerebro es el ordenador central de nuestro organismo y opera sobre él. Lo que el cerebro imagina... actúa sobre el cuerpo.

-¡Ojalá pudiésemos curarnos a voluntad! 

-¿Y por qué no intentarlo? Yo lo hago siempre conmigo misma. ¡La voluntad es creadora, la imaginación es muy poderosa!

-Sí, pero... ¿tanto? 

-Una enfermedad, es un grito: nos grita una desorganización interna, nos está invitando a mirarla, comprenderla y a repararla.

-¿La enfermedad como guía? 

-Así veo la enfermedad: como una oportunidad para conocerte mejor a ti mismo. Si la aprovechas, ¡puedes mejorar tu vida!

-Quizá, pero también puedes morirte. 

-¡Todos moriremos! "Yo puedo morir antes que tú, ¡esta noche mismo!", les digo siempre a mis pacientes. Vida y muerte son inseparables. Se trata de tomar conciencia de que cada día de tu vida... ¡es tu vida entera! ¡El presente es lo único que tienes! Vívelo.

-¿Enseña a sus pacientes a vivirlo? 

-Conozco a muchos enfermos a los que la enfermedad ha ayudado a tomar las riendas de su propia vida, a darse cuenta de qué importa y qué no, a ser conscientes de cuánto sufrimiento han ido tragándose durante años...

-¿A qué sufrimiento se refiere? 

-A aguantar cosas... Pero en estas situaciones extremas te replanteas el sentido de tu vida: ¡conozco mujeres que han rehecho su vida a raíz de un cáncer de mama!

-¿Hasta qué punto? 

-Al de separarse del marido infiel: de pronto toman conciencia de cómo han estado negándose la felicidad sólo por cumplir con una imagen... Y sacan un golpe de fuerza.

-Si le diagnosticasen a usted un cáncer de mama..., ¿qué haría? 

Lo que ahora hago... ¡Este trabajo me conecta con la vida!

-¿Qué consejo de oro se daría? 

-Aparta todo victimismo, todo "¿por qué yo?": toma el control de cada uno de tus días. Les digo a mis pacientes: "Ahora vas a descubrir lo que no sabías: ¡que eres un héroe!".

-Ser un héroe... ¿Y qué es lo que jamás habría que decirle a un enfermo de cáncer? 

-"¡Esto no es nada!". Sí lo es: es algo importante y, porque lo es, vamos a aprovecharlo.

-Si conozco a alguien con cáncer, ¿cómo debo tratarlo para ayudarle? 

-No te pases de discreto y respetuoso, pues eso te apartará de él: si todos hacen igual, ¡lo desvincularéis de la vida! Así que... ofrécete: pregúntale qué desea de ti y dáselo.

-¿Debe el médico explicarle siempre a un enfermo de cáncer todo lo que tiene? 

-Primero debe preguntarle si desea saberlo todo o no, y explicarle hasta donde él pida.

-¿Y luego, durante el tratamiento? 

-Le digo: "No te fijes en lo que pierdes, ¡estate atento a lo que ganas, a cada logro!"

-También las familias sufren, claro... 

-Y más que el paciente, pero la clave es la misma: ¡no hay más vida que el día de hoy!
Víctor M. Amela

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