21 de noviembre de 2014

¡SOLTANDO AMARRAS PARA SER LIBRES!


Entrevista a Anna Mascaró.

Ser libres es una apuesta personal, un compromiso que sostenido en el tiempo, hará que salga a flote la persona magnífica que realmente eres. 

Sin poses, sin máscaras, sin apegos, sin dependencias, sin un lastre más
Esto se llama ‘SOLTAR AMARRAS’.
Sólo los barcos que parten del puerto enfrentan grandes travesías.


¿Por qué soltar amarras?

Porque soltando, dejando ir, abandonamos mucha presión interna; es como dejar caer el peso de la mochila que llevamos, y esta liberación va acompañada de gran alivio y ligereza. 

Frecuentemente, nos hemos aferrado al bienestar afectivo, económico y laboral entre otros, y este apego desmedido se ha convertido en nuestra prisión. Cuando dejamos los apegos, somos libres

Es cuando podemos disfrutar de algo, pero no lo necesitamos para nuestra felicidad. Así vamos disminuyendo la dependencia de todo y todos, y podemos permanecer en ese estado de libertad. Dejar ir tiene mucho más poder que defenderse o aferrarse. Saber abandonar lo que ya no tiene razón de ser para ir al encuentro de lo que viene.

Sólo el río que se vacía en el océano puede seguir llenándose.

Soltemos lastres, así estaremos disponibles para recibir el mayor bien ilimitado y sin condiciones. Tirar lo viejo para hacer espacio a lo nuevo. Una taza sólo sirve cuando está vacía.  Hacer la limpieza que sí hacemos en nuestras casas y hacerla también en nuestro interior.
Nos hemos complicado y para cambiar, hemos de dejar ir.

Fácil de comprender, sí. Pero si lo entendiéramos no tendríamos tantas cosas que soltar como parece que tenemos. Ya lo habríamos hecho…

Es un proceso simple, poderoso y efectivo, que podemos utilizar en cualquier momento y lugar. Para poder fluir hemos de soltar, abrir nuestras manos y dejar ir la arena que reteníamos, sentir cómo se desliza al abrir nuestros dedos, a su propio ritmo, esto es liberación.
Pero hay algunos motivos que nos dificultan el proceso de ‘dejar ir’:
el miedo al cambio
perder algo que nos proporciona placer
el deseo de control
la resistencia del ego
el deseo de aprobación
Hasta que no hayamos reconocido y observado estos sentimientos no podremos soltarlos. Y a veces aceptar este reconocimiento es lo más dificultoso. No resistir la resistencia.
Tenemos miedo y continúan acumulándose hasta que las dejamos partir. Tiene gran valor saber que podemos entregarlo todo en cualquier momento, lugar, en un instante, y que podemos hacerlo continuamente y sin esfuerzo.

Háblanos de esas ‘amarras inconscientes’ que negamos y que pueden ser las que más nos atan.

Cualquier emoción que nos llegue, nos afecte y que no soltemos, se almacenará en el inconsciente y este almacén, se va llenando. Lo mismo ocurre con las creencias limitantes, que son obstáculos que nos bloquean e incapacitan para encontrar alternativas y recursos.
Cuando somos conscientes de nuestros emociones como el resentimiento, la culpa, el sufrimiento, el orgullo y el miedo, y de nuestras creencias limitadoras (los cambios son dolorosos, todo lo que vale se hace con mucho sacrificio, soy víctima de las circunstancias, si no hago lo que los demás quieren me van a dejar de querer… entre otras)  podemos elegir deshacernos, liberarnos de todas estas ataduras, cargas emocionales y así, obtener un nuevo estado de conciencia donde la abundancia es fácil
La prosperidad es una actitud. Alegrémonos de poder observar nuestras creencias y transformar las que no nos son útiles. ¡Dejemos de estar tan dormidos y vivir con programas del pasado! Si no sacamos lo que nos corroe, enfermamos.

¿Es difícil soltar amarras?

A nuestro ego a veces le cuesta tomar la decisión de soltar pero, una vez tomada, y sabiendo cómo, el camino está recorrido si pasamos a la ACCIÓN.  Me gusta recordar una fórmula que a mi me ha servido mucho: intención + acción = evolución.
Evolucionar es cambiar, y en la acción nos transformamos.
Podemos elegir cómo lo vivimos, y soltar es un mecanismo que nos ahorra mucho tiempo y sufrimiento para acceder de modo rápido a vivir con tranquilidad emocional, estar en paz. Si nos creemos que es difícil, así será, y seremos nosotros mismos quienes coloquemos piedras en el camino. Lo más importante es que estemos dispuestos a vivir de forma extraordinaria, y más ligeros de equipaje.
No conozco a nadie que no se sienta mejor después de liberar lo que le pesa tanto.
Dejar ir es un acto de amor, de compromiso, y de responsabilidad con nuestra vida. Cuanto menos víctimas seamos de lo que nos sucede, más libres seremos. Y nuestro futuro nos lo agradecerá.
El principal requisito para este viaje es la voluntad de soltar el apego a la actual experiencia de vida.
121SB.


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